Herramientas para Desacelerar: Reflexiones sobre la Curaduría Lenta
En un mundo cada vez más acelerado, donde la cultura y el arte se consumen a un ritmo vertiginoso, surge la necesidad de reflexionar sobre la importancia de desacelerar. Aquí, exploraré el concepto de curaduría lenta y cómo puede transformar nuestra forma de interactuar con el arte y la cultura.
El Origen de la Curaduría Lenta
La idea de la curaduría lenta se originó en un artículo de Megan Johnston, publicado en la revista OnCurating en diciembre de 2014. En su texto, Johnston propone un enfoque más dialéctico y reflexivo en la práctica curatorial, alejándose del ritmo frenético que caracteriza a la mayoría de las exhibiciones artísticas.
La Experiencia Personal: Un Viaje Hacia la Lentitud
Mi interés en la curaduría lenta comenzó cuando me preparaba para el Intensivo Curatorial de diez días de Independent Curators International. En ese momento, me encontraba sumergido en una maratón de lecturas, intentando absorber más de treinta textos en un plazo muy corto. Fue precisamente esta experiencia la que me hizo darme cuenta de la ironía de intentar abarcar tanto en tan poco tiempo. Desde entonces, me fascina la idea de adoptar un enfoque más lento y reflexivo en mi trabajo.
Proyectos que Inspiraron el Cambio
Uno de los proyectos que más me inspiraron fue “Sinkholes and broken telephones”, de la curadora Chloe Reith. Este proyecto emplea conceptos de tiempo ralentizado, escalas temporales alteradas, indeterminación y ambigüedad tanto en su tema como en su estructura. La exhibición se diseñó para presentar el trabajo de un pequeño número de artistas, uno a la vez, en entornos privados y espacios domésticos a lo largo de una ciudad. Este enfoque crea una experiencia de visualización diferenciada y disruptiva, alejada de las formas tradicionales de presentar el arte.
La Cultura de la Precariedad y el Consumo
La sociedad actual se caracteriza por la ansiedad del capitalismo tardío, el agotamiento general y una creciente resistencia. Isabell Lorey, en su ensayo para el proyecto de Maria Eichhorn “5 semanas, 25 días, 175 horas”, analiza cómo las economías neoliberales y los regímenes de precarización han llevado a una situación en la que “no tener tiempo, hacer más a la vez, ser cada vez más flexible y cambiar constantemente metas, planes y preferencias” se ha convertido en la norma. Esto ha provocado una disminución de ingresos y un aumento en la carga de trabajo.
La Importancia de la Lentitud en la Curaduría
- Reflexión y Diálogo: La curaduría lenta fomenta una producción de conocimiento más reflexiva y dialéctica, permitiendo un intercambio más profundo entre los artistas, curadores y el público.
- Experiencia del Arte: Al ralentizar el ritmo de consumo del arte, se permite una interacción más significativa y gratificante con las obras, alejándose del consumo superficial y acelerado.
- Resistencia a la Precariedad: Adoptar un enfoque lento puede ser una forma de resistir a las presiones del capitalismo tardío, promoviendo una cultura más considerada y reflexiva.
Contextos Geográficos y Culturales
La percepción de la lentitud varía según el contexto geográfico y cultural. Por ejemplo, en el sur de Europa, como en el caso de la curadora italiana Viviana Checchia, se observa una mayor tendencia hacia la lentitud en la cultura mediterránea. Sin embargo, en otros contextos, como en Nueva Zelanda, las presiones globales para mantenerse al día con las tendencias artísticas y culturales pueden hacer que la lentitud sea un desafío.
“Hay más en la vida que incrementar su velocidad.”
– Mahatma Gandhi
La curaduría lenta no es solo un enfoque alternativo en la práctica curatorial, sino una invitación a reflexionar sobre nuestra forma de consumir y producir cultura. En un mundo cada vez más acelerado, adoptar un ritmo más lento puede ser una forma de resistir a las presiones del capitalismo tardío y promover una interacción más significativa y reflexiva con el arte y la cultura.
